Desde el álbum Still Moments, editado por Windham Hill en 1990. Con su instrumentación característica, la misma cadencia me trae la sensación de la Nana para un Niño Indígena, de Ismael Serrano. Pero en este caso, la melodía, pura (y apolítica) es pura humildad y armonía con la Naturaleza. Hermosísima!
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